San Valentín.

Bueno, aquí estoy, escuchando canciones en italiano, comiendo gominolas y viendo capítulos especiales de San Valentín de mis series favoritas. Supongo que mi idea de este "día de los enamorados" es algo diferente de la que se suele tener. No puedo evitar sentir ganas de llorar cuando veo todas esas parejas abrazándose y besándose en la calle, con piruletas que ponen "I love you", "Je t'aime" o cualquier otra variación cursi. No puedo evitar ver patético que durante todo un día las personas se declaren su amor, si después van a olvidarlo por completo, ¿qué clase de mentira estamos viviendo? 

Pero lo cierto es que yo, que tanto protesto, que tanto me río de esos "enamorados", estoy sola en mi casa, triste, esperando que por algún tipo de milagro mi día dé un giro...un giro que no dará.  Y es que, ¿sabéis una cosa? A pesar de que nos empeñemos en pensar que hoy  es un día de amor, lo más normal es que acabe lleno de corazones rotos, decepciones profundas, parejas rotas y sueños desperdiciados... feliz San Valentín...supongo.