Como un dardo que un día clavaste en mi corazón.

Al final de cada guerra, los guerreros vuelven a casa con la esperanza de que lo que han visto y hecho no permanezca en su mente mucho tiempo. Buda dijo una vez que es mejor conquistarte a ti mismo que ganar mil batallas, pero hay soldados que no pueden vivir sin luchar y se esconden para planear su próxima batalla. El verdadero guerrero sabe que las guerras no se acaban, simplemente cambian. Y nunca puede haber paz mientras las armas sigan cargadas y sobre la munición. Estas armas, sí que son mortales. 

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