Sostendré el sol con una mano sin quemarme.

Es increíble hasta qué punto llegamos las personas a echar de menos. Echo de menos su forma de mirarme. ¿Sabes? Conozco todas sus miradas, las de desesperación, las soñadoras, las alegres, las de desconcierto, las de morirse de ganas...Sus labios, su pelo, su espalda. ¡He gastado tantísimo tiempo observando cada detalle de ellos! Y disfrutaba cada milésima de segundo haciéndolo. 
No puedo evitar seguir gastando el tiempo, pero esta vez imaginándolo y recordándolo. No me olvidaré nunca. Hay cosas de las que uno no debe olvidarse...aunque duelan. 

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